En una temporada para olvidar, en la que incluso puede dar con el equipo en Segunda, el Mónaco se dio una alegría en la Copa de la Liga accediendo a semifinales. Lo hizo, no podía ser de otra forma, sufriendo hasta alcanzar una tanda de penaltis absolutamente taquicárdica.
Henry apostó por un once reconocible, aunque con lógicas rotaciones pensando en Liga. Fue mejor el Mónaco en el inicio, aunque el que golpeó primero fue el Rennes. Fantástica jugada de Ben Arfa, bella asistencia y gol de Bourigeaud. Como tantas otras veces, al Mónaco le tocó remar.
No le perdió la cara al partido pese al resultado y encontró premio. Rony Lopes, ya de vuelta, igualó para hacer justicia a lo que se estaba viendo en el terreno de juego. Desde ahí, ambos equipos arriesgaron poco y se la jugaron a lo que dictara el punto de penalti.
Ahí se descontroló todo. Se lanzaron 22, pudo sentenciar antes el Mónaco pero ni Glik ni Naldo acertaron. Ben Arfa falló por pura displicencia y todo quedó en manos, nunca mejor dicho, de los dos guardametas.
Y el que ganó la partida fue el joven Loïc Badiashile, canterano del Mónaco y que vivió una noche para el recuerdo. Cuando tuvo enfrente a su colega de portería, Koubek, la suerte le sonrió. Ya había atajado tres y le tocó lanzar. Era su momento y no falló. Gol, celebración por todo lo alto y a semifinales.
9 de enero de 2019
9 de enero de 2019