Recoge el balón con la mano, piensa, amaga, vuelve a amargar, se agobia... Mignolet no veía claro el saque en corto por la presión alta del Girondins.
Entonces miró adelante y también descartó el saque en largo. Y en corto. Y amagó con soltar el balón. Y, de repente, ya iban 22 segundos con el balón en sus manos. El árbitro, entonces, tan asombrado como todos los presentes, se vio obligado a señalar libre indirecto.
Pero no había pasado todo. El saque de la falta, como no podía ser de otra manera para desgracia de Mignolet, acabó en gol, golazo, del Girondins. En definitiva, Mignolet volvió a hacer de las suyas. A veces genio, a veces demonio.
El GOL de Henri Saivet para el #Girondins. https://t.co/ofSmQnTztl
— Deporte Mundial (@FMundofutbol16) noviembre 26, 2015