El PSG venía de golear sin piedad al Dynamo de Dresde (1-6), pero el Nürnberg, contra todo pronóstico, se le atragantó. El dominio parisino fue total, aplastante por momentos, insultante en ocasiones.
Pero como decía aquel anuncio, la potencia sin control no sirve de nada. Y al PSG, el dominio sin goles de nada le sirvió. El primer tiempo fue un completo asedio, y Mbappé hizo y deshizo a voluntad, pero le faltó fortuna.
No en vano, el joven prodigio galo se topó por dos veces con el poste. Peleado con el gol, Mbappé hizo lo que segundo mejor se le da, regalarlos. Y con un genial movimiento, logró asistir a Sarabia para que el español se estrenase como goleador con su nuevo equipo.
Habían pasado 43 minutos, casi todo el primer tiempo, y el PSG por fin encontró el premio a su insistencia. ¿Abriría la lata ese gol? Pudiera ser, pero el descanso llegó de forma inmediata, y paró la sangría.
El segundo tiempo comenzó con varios acercamientos de peligro de los locales, algo que en todo el primero no hicieron, pero el PSG no tembló. Es más, siguió buscando el gol, pero de nuevo sin fortuna.
Pasada la hora de partido empezaron los cambios. Mbappé y Sarabia se sentaron en el 68', junto a un Ander Herrera que de nuevo fue titular en su nuevo equipo. Y entonces ocurrió.
En una llegada del Nürnberg, penalti y gol. Valentini no falló ante Trapp (entró por Areola al descanso), y puso el empate a uno en el marcador. Un marcador que no se movería en lo que le restaba a este amistoso de pretemporada.
El PSG firma su primer traspié del verano. Se esperaba mucho más de los pupilos de Tuchel, pero un segunda de Alemania frenó su ímpetu. Los postes y la genial actuación de Mathenia bajo palos sembraron la primera semilla de la duda en el gigante galo. El Inter, en una semana, será la verdadera prueba de fuego.