El Sevilla ha demostrado que la mejor defensa es siempre un buen ataque. El conjunto hispalense salió a controlar el encuentro y marcar un gol pronto que aumentara la corta ventaja lograda hace una semana, y lo logró.
Eso sí, la primera del partido fue para el Sigma Olomouc, una doble ocasión cuando apenas había pasado un minuto de juego y que abortó Guilherme Arana cortando el disparo.
En esa primera ocasión se evidenció un 'leit motiv' visto en toda la eliminatoria: el Sigma sabe generar peligro, pero no sabe finalizar las jugadas. En la ida, y también en la vuelta, al Sigma se le acababan las ideas en el área rival, y cuando encontraba la opción, la falta de puntería hacía el resto.
El Sevilla respondió pronto a ese primer acercamiento checo, y no se adelantó porque Nolito estuvo en el lugar equivocado en el momento inadecuado. No pudo salir del fuera de juego y, sobre la línea de gol, evitó que el testarazo de Arana entrase en las mallas rivales.
Ese aviso dejó al Sigma Olomouc muy tocado. El Sevilla comenzó a rondar el gol, y éste llegó a los 21 minutos. Gonalons, previo quiebro excelente, batió a un Butcha que hasta ese momento había parado cuanto balón llegó a su área.
Y cinco después, la sentencia. Un saque de esquina pasado, ensayado, que fue a despejar Nespor pero que lo que hizo fue quitársela a su portero y meterla en su portería.
No hubo mucha más ciencia tras el 2-0. El Sigma debía marcar tres, y eso, en el Sánchez Pizjuán, no es fácil. El Sevilla pudo haber hecho una carnicería, pero bien por dejadez, bien por relajación, o bien por el buen hacer de la zaga y el arquero del conjunto checo, el marcador no se movió hasta bien entrado el segundo tiempo.
El Sigma Olomouc salió valiente, pero su apuesta no fue lo que le costó caro. Lo que le costó cara fue su falta de puntería en las ocasiones de peligro que tuvo.
El mazazo moral de irse 2-0 al descanso, máxime cuando el segundo fue obra de un compañero, fue demasiado para el Sigma. Y ante un Sevilla relajado en el segundo tiempo tampoco pudo hacer nada.
A los checos les pasó factura el esfuerzo, y quizá también el calor, pero aunque en el fútbol no hay rivales pequeños, en la noche del jueves el Sevilla fue mucho más grande que el Sigma.
La guinda al pastel se la puso Ben Yedder, recién entrado al campo en el 64'. Once minutos después hizo el tercero, tras una buena cabalgada de Roque Mesa.
El ex del Swansea condujo en un tres para dos y se la quiso pasar, pero no pegó al balón. Trató de arreglar su error, buscando al otro lado a Nolito, pero tampoco lo hizo bien. El balón pegó en un rival y le quedó franco a Ben Yedder para que éste fusilase al arquero checo.
El Sevilla, pese a dejarse llevar tras el 3-0 (o quizá tras sentar Machín a Banega), logró clasificarse para la fase de grupos de la Europa League. La odisea por la parte más modesta del fútbol continental europeo ha terminado con final feliz.