No fue un partido bueno del Valencia, pero se llevó los tres puntos. El Valladolid hizo méritos más que de sobra para sacar un empate de Mestalla, y jugó la recta final buscando descaradamente la victoria, pero un chispazo del genial Kang-in Lee echó por tierra sus aspiraciones.
Las derrotas siempre duelen. Esta, que no debería escocer a los blanquivioletas, pues ya pueden decirse casi salvados, también lo hará, porque por momentos se permitió el lujo de soñar no ya con empatar en Mestalla. El Valladolid soñó con ganar al Valencia en su feudo.
Ha sido un partido extraño. El Valencia quiso mandar, por jerarquía, por plantilla, pero no pudo. Estaba apático, lento, falto de ritmo. Parejo no estaba en esta ocasión por organizar nada, y el Valencia solo generó algo cuando Guedes se reactivó.
El problema es que el luso fue intermitente. Demasiado, quizá. Aparecía, aportaba, se apagaba, y el Valencia desaparecía. Tuvo sus ocasiones, pero fueron contadas. El Valladolid no sufría.
Lo cierto es que su rival tampoco hizo demasiado durante el primer tiempo. Ben Arfa, de nuevo titular, volvió a demostrar que está lejos de ser el jugador que fue en el pasado. Intentaba hacer de las suyas en las inmediaciones del área, pero parecía un enano entre gigantes.
Entonces, pasado el ecuador del primer tiempo, el Valladolid se vino arriba. Tuvo una (de Waldo), y otra (de Waldo para Víctor García), y el Valencia se salvó en ambas, por Jaume primero y por el poco acierto del extremo valenciano, después.
Y fue en ese momento, cuando mejor estaban los de Sergio, cuando un mal pase de Enes Ünal hacia atrás propició el gol del Valencia. Triangulación perfecta y en tres pases, balón para Maxi Gómez y gol.
Fue un revés para el Valladolid, amortiguado porque tras el gol se decretó la pausa de hidratación. Buscó el empate con timidez el conjunto blanquivioleta, ante la nueva desconexión del Valencia, pero el descanso llegó antes de que el peligro pudiera ser real y palpable.
Detectó Sergio un problema. No había nadie que hiciera de Alcaraz en el campo. Y para remediarlo, metió a Alcaraz. Hacía falta un mediocentro creativo, y tuvo que meter al suyo, un jugador que no tiene relevo en el equipo.
Fuera por la entrada de Alcaraz, o porque el Valencia solo estaba de cuerpo presente en la reanudación del segundo tiempo, lo cierto es que el Valladolid necesitó apenas una buena jugada para empatar el partido.
En el 47', nada más empezar el tiempo complementario, Víctor García recibió un balón en el área, de espaldas a la portería, fijó a Diakhaby y logró rematar a la media vuelta, batiendo a Jaume y formando el empate.
El gol fue un auténtico revés para el Valencia, y Sergio se vino arriba con los cambios. Hizo otros tres de golpe, refrescando por completo a su delantera. En lugar del autor del gol entró Pablo Hervías, quien a su vez reactivó a Antoñito, y como resultado, la banda izquierda del Valencia se convirtió en una autopista.
No dio con la clave Voro con los cambios, y por momentos el Valladolid acarició el triunfo. Pese a ello, se arrimó el Valencia al área, y Kang-in Lee pudo demostrar que hoy iba a ser su día, con un centro medido que Maxi estrelló en el larguero, en una jugada invalidada por fuera de juego del charrúa.
Pero lo cierto es que fue un espejismo. Fue Jaume quien mantuvo con vida al Valencia en los compases finales. Sus paradas, a Kiko Olivas, Pablo Hervías y Sandro Ramírez, fueron fundamentales. Otra vez el Valladolid padeció su sempiterna sequía de cara a gol.
Y de nuevo, como en el primer tiempo, cuando mejor estaba el Valladolid, gol del Valencia. No se había arrimado el conjunto visitante el área de Masip en muchos minutos. Estaba encajonado en su campo. El Pucela iba a por la victoria.
Pero, ¡ay! Al final, jugador, por jugador, el Valencia es mucho mejor equipo, y por eso, por un destello puntual de una estrella en ciernes, se llevó este partido.
Kang-in Lee recibió en la frontal y se sacó un disparo ajustado al poste, imparable para Masip. Un golazo que vale tres puntos y que da al Valencia derecho a soñar con meterse en puestos europeos en este año tan complicado.