Tenía cierto tufillo a revancha de los cuartos de final de la pasada campaña el choque de Turín y el Barcelona salió ileso del intercambio de golpes del Juventus Stadium. Los 'culés' cerraron la clasificación para los octavos de final de la Champions a la primera oportunidad y dejaron muy buena imagen en una plaza en la que, eso sí, todavía no han ganado nunca. Y eso que los azulgranas se pusieron el hándicap de empezar sin Messi para mantener una racha de encuentros sin perder que ya alcanza los 18 partidos.
Pactada o no, la suplencia del argentino marcó el partido. Tal vez por ella Valverde pudo sacarle el máximo jugo a su formación favorita, ese 4-1-3-2 en el que Busquets defendía y se asociaba con Iniesta, Rakitic y Paulinho, y en el que Suárez y Deulofeu se peleaban contra la defensa de la Juventus como dos bandoleros solitarios en el lejano oeste.
El choque no tuvo goles ni demasiadas ocasiones porque los dos de ataque del Barça no pasan por su mejor momento. Corrieron, pelearon y se sacrificaron en defensa, pero Deulofeu y Suárez aportaron en líneas generales muy poco al juego del equipo.
Tampoco enfrente la Juventus ofreció mucho más, pues naufragó ante el centro del campo de contención azulgrana y sólo Cuadrado, Douglas Costa y Dybala dieron sensación de peligro durante el choque. Higuaín se empeñó en que el partido estuviera igualado también en las áreas y confirmó que su momento de forma va de la mano del de Suárez. Mucho tienen que cambiar las cosas para que ambos brillen en el próximo Mundial de Rusia.
Un empate convenido.
Los juventinos tuvieron presencia mientas a sus dos puntales de banda les duró el físico, al contrario que un Dybala que creció con el paso de los minutos y tuvo la más clara del choque ya en el tiempo añadido. Tampoco entonces pudo ser para los 'bianconeros', pues el argentino se topó con un excelente Ter Stegen que hasta entonces había vivido el partido casi como un espectador más.
En la otra área, Buffon prácticamente no tuvo que emplearse porque al Barcelona le venía bien el empate y no hizo mucho más para buscar el gol. Una acción a balón parado en la primera parte que botó Rakitic y se estrelló en el palo sin que rematara nadie y un gran balón de Messi para Digne que el francés desaprovechó cuando ya se cantaba el 0-1 fueron los únicos argumentos de un Barça que, eso sí, siempre dio la sensación de tener el choque controlado.
A Allegri se le vieron las costuras con los cambios -Pjanic, Cuadrado y Douglas fuera y Bentancur, Marchisio y Matuidi dentro- y la Juventus firmó descaradamente una igualada que le hacía depender de sí misma en la última jornada, al tiempo que el Barcelona estaba más que satisfecho de reivindicarse en una plaza difícil y, de paso, confirmarse como primero de grupo.
No hubo lugar para un intento de machada de la Juve más allá de la señalada ocasión de Dybala y tampoco el Barcelona pareció querer incordiar demasiado a los de Turín, pues la cabeza de Valverde y los suyos ya había quedado claro desde el principio que no estaba en el Juventus Stadium y sí en Mestalla. Allí habrá Messi para todos.