"A veces pensaba: ¿quizá mi hermano no me quiere?"

Todas las entrevistas se engloban bajo un título. "El día que nuestras vidas se separaron" es el del central del Betis, que cuenta algunos momentos complicados en la particular relación con su hermano mientras crecían en La Masia.

Su confesión giró en torno a la dureza de crecer en una cantera como la azulgrana: "No tienes la madurez para poder lidiar con eso. Tienes la vida de un profesional experimentado, pero aún eres un niño. No recuerdo haberlo disfrutado demasiado".

Y llegó a ver cómo esa tensión le pasaba factura con su mano derecha. "Que mi hermano estuviera allí todavía hacía las cosas más complejas. Nos entrenábamos juntos y jugábamos en el mismo equipo. No sé si fue culpa de tener esta presión de jugar en el Barça, pero nuestra rivalidad creció y se hizo más sombría. Incluso a veces pensaba: '¿quizás mi hermano no me quiere?", compartió. 

Todo eso cambió cuando dieron la baja a Èric: "A final de una temporada le dijeron a mi hermano que se marchaba y a mí me dejaban continuar. Estaba tan feliz... Pero después pensaba en Èric y sentía como si me hubieran arrancado una parte de mí". 

Cuando el Barça se lo llevó a sus instalaciones de La Masia, la conexión con su hermano se hizo más fuerte que nunca: "Era un gran paso, pero también significaba dejar mi casa, mi familia, mis amigos. Y a mi hermano. Mi madre me dijo que Èric había estado todo el día llorando. Y ahí entendí que éramos mucho más cercanos de lo que me había dado cuenta. Que, en el fondo, nos amábamos".