22 días después de pasar por encima de los 'superhombres' de Luis Enrique y agitar la Liga, el Málaga ha puesto la lucha por la Champions en jaque. El Sevilla dio casi por perdida la tercera plaza en un partido en el que no estaba permitido volver a la capital andaluza sin los tres puntos.
Y lo hizo, de manera forzada, ante un Málaga que ya ilusiona, ante una Rosaleda que empujó como siempre y ante un Sandro cada vez más ídolo en la ciudad andaluza. No empezó bien el cuadro de Míchel, pero 90 minutos dan para mucho en el fútbol y más, si está el honor andaluz en juego.
En un toma y daca inicial, los blanquiazules no encontraron su sitio. Las prisas por buscar el gol y contentar a La Rosaleda le pasaron factura a los de Míchel, que vieron como el Sevilla imponía su ley con posesiones más largas y un gol del 'Mudo' Vázquez en un contrataque perfecto lanzado por Sarabia.
Los ánimos cayeron sobre el césped malagueño, pero subieron de manera exponencial -al igual que los decibelios- pocos minutos más tarde con un disparo de Fornals que limpió de telarañas la meta que defendía Sergio Rico. Míchel, el banquillo y la grada enloquecieron, porque no sabían que lo mejor les esperaba en la segunda mitad.
El 'show' de Sandro
Málaga comenzaba a vivir una fiesta con la posibilidad de amargarle la temporada a su eterno rival y, como no, su hijo predilecto estaba invitado. Sandro llegó el pasado verano procedente del Barcelona pero ya es un malagueño más, un 'boquerón' como el que más que se ha ganado por mérito propio todo el amor que le brinda cada partido La Rosaleda.
El delantero comenzó a moverse más y, sobre todo, a recibir. Sampaoli dio órden de ataque, era el todo o nada... y acabó siendo nada. 2-1 para el Málaga tras un error garrafal de Pareja que Sandro, con un disparo cruzado, convirtió en oro. Poco le sirvió el empate a los hispalenses que el 'Mudo', con el doblete más amargo de su carrera, puso en el marcador pocos minutos después.
Porque el Málaga en su rinconcito es mucho Málaga. Y porque aún quedaba alguien por llegar: Kameni. Como un gato se lanzó para tapar un remate a bocajarro de Iborra. Evitar el 2-3 para llegar al 3-2 casi al instante, cuando Sandro, a balón parado, puso el balón en la cabeza de Llorente con un centro perfecto.
Pudo redondear el ex barcelonista con un doblete de no haber sido porque erró un penalti que él mismo provocó, pero para solucionarlo estuvo Juankar, que empujó el rechace hacia la red para locura malaguista. El 'matagigantes' volvió a agitar la Liga y ahora temen desde Madrid: los de Zidane visitarán el estadio que podría convertirse en su particupar infierno justo en la última jornada.