Muy felices se las daba el Benfica cuando Seferovic adelantaba a los 'encarnados' a los seis minutos de partido. El AEK, aún consternado por la derrota de la primera jornada a manos del Ajax, no supo reaccionar.
A los quince minutos de juego cayó el segundo, obra de Grimaldo, y el AEK se descompuso. Pero todo cambiaría al filo del descanso. Una falta en el centro del campo de Ruben Dias y una amarilla que se convirtió en roja.
Porque Ruben Dias llevaba amonestado desde el minuto 8. Esta falta del central en el centro del campo desequilibró gravemente la contienda y espoleó a un AEK que empezó a buscar el empate de inmediato.
Y no lo logró en el tiempo añadido del primer tiempo por muy poco, pero sí lo lograría en el segundo tiempo. Un doblete de Klonaridis en poco más de diez minutos puso en algo más que apuros al Benfica.
Porque entre medias de los goles, Giakoumakis se topó con la madera. El AEK podía haber metido tres en menos de un cuarto de hora, pero no fue así. Lo pagaría caro.
Porque entonces apareció él, el héroe de la noche. Había entrado al partido antes del empate del AEK, y en el 75' dio la campanada. Su nombre, Alfa Semedo, un espigado centrocampista de apenas 21 años.
Recogió un balón perdido en el centro del campo y cabalgó hacia el área contraria. Alto y desgarbado, logró plantarse no sin dificultad en la frontal, y ahí soltó su latigazo.
El balón, raso, fue pegado al poste, inalcanzable para Barkas. El tanto hundió la moral del AEK, incapaz volver a apretar como antes a un Benfica que dejó de parecer en inferioridad.
Este triunfo pone en serios apuros a las aspiraciones europeas del AEK, al tiempo que da alas a un Benfica que vuelve a soñar con la posibilidad de pelearle los octavos a Bayern y Ajax.