¿A quién no le ha pasado alguna vez eso de ponerse el despertador, retrasar la alarma, quedarse profundamente dormido hasta el punto de no volver a escuchar la repetición y llegar tarde, muy tarde?
Pues algo así, pero a lo bestia, le ha pasado a Papy Djilobodji. El futbolista senegalés del Sunderland debería haberse presentado ante su entrenador hace 72 días, pero no lo hizo.
Sí, días, que no horas. Esto es, a principios de verano, hace dos meses y medio. Djilobodji no llegó el día previsto, tampoco el siguiente, ni el siguiente... El Sunderland le empezó a llamar, pero él no contestaba.
Cuando parecían haberse olvidado de él en su club, apareció. La sorpresa debió ser mayúscula. El Sunderland, sabedor de que esto iba a traer cola, publicó un comunicado explicando la situación, pero eso no hizo sino añadir un poco más de surrealismo a la escena.
"Papy Djilobodji ha vuelto al club, tarde y habiéndose perdido la pretemporada y el primer mes de la temporada propiamente dicha", comienza el comunicado de los 'black cats'.
Uno espera leer a continuación que el senegalés ha sido despedido, pero no. "El club está pidiendo asesoramiento legal para la situación, y el futbolista ha sido sometido a pruebas físicas, para comprobar si ha vuelto al equipo en un estado de forma que le permita jugar al fútbol profesional", añadió.
"No habrá más comentarios hasta que el jugador complete las pruebas físicas y el club reciba el asesoramiento legal completo", concluye el comunicado.
Así que sí, Papy Djilobodji sigue en plantilla, pero haciendo pruebas para ver si, al menos, sigue en forma. Eso sí, salvo que haya vuelto hecho un portento físico, esto huele a despido a kilómetros.