Ni tan siquiera les hizo falta apostar por un juego preciosista o vertical. Alemania se basó en su gran gen competitivo para llevarse una competición descafeinada y en la que Chile había puesto muchas más esperanzas.
Pero, como suele suceder en estos casos, Alemania es la que gana. Los europeos están en un ciclo ganador impresionante y lo volvieron a dejar claro con su selección menos habitual y más joven, claro aviso de lo que está por venir.
No necesitaron a los titulares porque la Copa Confederaciones es una competición cada vez menos importante. Bien haría la FIFA en replantearse este torneo porque lo visto en Rusia, sin apenas espectadores y con escaso interés, no le hace ningún bien a un fútbol mundial ávido de la competitividad de Eurocopas, Mundiales o Copas Américas.
El guion esperado.
El partido fue un calco del de la fase de grupos. Chile fue mejor en el inicio y dejó sin argumentos a Alemania, pero volvió a adolecer de una falta de gol cada vez más preocupante cuando su delantero Edu Vargas no está inspirado. El chileno no vive su mejor racha y 'la Roja' lo notó, generando ocasiones sin demasiado peligro para un Ter Stegen que respondió ante casi todas de la mejor manera.
Tampoco las desconexiones de un Alexis Sánchez bien marcado y la poca profundidad en banda ayudaron a una Selección Chilena que claudicó de manera impotente ante un equipo mucho más trabajado.
El plan de Löw.
Alemania no tuvo juego, pero sí un plan: ganar. Los de Löw esperaron un error de Chile y el 'Chelo' Delgado tuvo el peor. Se puso a regatear siendo el último defensa y Werner se la robó para plantarse ante Bravo. El resto fue coser y cantar para los alemanes. Pase a Stindl y gol a puerta vacía.
El choque se ponía interesante para una Alemania que pudo sentenciar si Goretzka hubiera estado acertado, pero que tuvo que pelear el título hasta el final porque apenas tuvo más oportunidades.
Tras el paso por las duchas, Chile se estrelló una y otra vez contra el muro defensivo de un combinado germano que cada vez estaba más orientado al contragolpe. El gol, sin embargo, sólo se asomó a San Petersburgo en una acción de garra de Puch que perdió de manera incomprensible Sagal.
No había tiempo para mucho más, fundamentalmente porque Alemania también supo 'no jugar' y dejó pasar el partido mientras la impotencia consumía a los chilenos. Un epílogo al fútbol de la 2016-17 no demasiado atractivo, pero con el que Alemania avisa para un Mundial 2018 que volverá a Rusia con emociones fuertes.