El calor fue el protagonista de los primeros compases del encuentro en Bolonia, pero ni los 38 grados de temperatura en Italia lograron hacer mella en el ímpetu de Alemania y Rumanía por lograr un billete en la gran final del Europeo Sub 21 del próximo domingo.
En un derroche de generosidad física, ambas selecciones no se guardaron nada en el inicio, vaciándose en cada lance por un balón que les acercase a su gran objetivo. Alemania, teórica favorita, comenzó a sufrir pronto el descaro de una Rumanía vestida con el traje de revelación.
Capricho del destino, cuando mejor estaban los rumanos, Amiri aprovechó un desajuste defensivo para conducir con potencia por el centro, zafándose de sus marcadores y, como no vio clara ninguna línea de pase, fusiló a Radu con un fuerte disparo raso.
El 1-0 presentó un escenario inédito para Rumanía, que nunca se había enfrentado a un marcador en contra en este torneo. Lejos de venirse abajo, Hagi y cía se levantaron como un resorte y buscaron el empate con ahínco, empujando a Alemania hacia su propia portería.
Apenas tres minutos después, Baumgartl dio un pisotón a Hagi dentro del área y el colegiado, previa consulta del VAR, sancionó una pena máxima que no perdonó Puscas. El 1-1 no hizo si no espolear a los rumanos, que olieron sangre y se avalanzaron sobre los alemanes sin piedad.
No obstante, Hagi buscó en profundidad a Ivan para que conectara un centro medido a Puscas, que firmó su doblete con testarazo inapelable. Rumanía dio la vuelta al marcador y tampoco se conformó, obligando a Nübel a sacar su capa para evitar una goleada mayúscula camino del descanso.
El paso por vestuarios sirvió a Alemania para templar los nervios y resetear una hoja de ruta que se le había complicado por la voracidad de su rival. Sin embargo, Rumanía no tenía ninguna intención de concederle un metro a la favorita de la semifinal.
No se había cumplido el minuto 50, cuando Hagi cometía un penalti infantil que cambió la película por completo. Waldschmidt batió a Radu y Alemania le robó el protagonismo, el ímpetu y la vigorosidad a una Rumanía que, por primera vez, exhibió sus complejos en el Europeo.
A lomos del '10', el combinado teutón comenzó el asedio sostenido sobre un combinado rumano grogui tras el 2-2. Solo el paso de los minutos y las embestidas sin premio fueron dando aire a Rumanía, que logró disfrutar de algo de paz antes de la recta final.
Superado el minuto 90, Rumanía ya veía la prórroga como un oasis en el que replantear sus opciones. No hubo oportunidad. Waldschmidt firmó el 3-2 en un alarde de picardía, apurando un lanzamiento de falta al máximo para que golpeara en la madera y se colase al fondo de las mallas.
Ya desfondado, Pascanu derribó a Nmecha cuando galopaba solo hacia Radu. Tarjeta roja y falta peligrosa que Amiri firmara su doblete y certificara el pasaporte de Alemania para otra final del Europeo Sub 21 dos años después.