Aleñá lleva un tiempo jugando ratos, como se viene a decir. Media hora un día, 70 minutos otro, y, por fin, ante el Olot, los 90. Ha vuelto, tras cuatro meses de espera, a jugar un partido completo.
Es la señal inequívoca de que su paso por el Barça B está a punto de terminar, como él mismo deslizó hace unas semanas, tras un encuentro del filial.
La lesión del bíceps femoral derecho ya es historia. Aleñá está al 100% y se siente cada vez mejor sobre el terreno de juego. Dar el salto al primer equipo es cuestión de tiempo.