El objetivo es que tras cada partido y con un almuerzo o merienda en común como excusa, los niños y jóvenes de sendos equipos, junto a sus padres, madres y entrenadores, "se reúnan, charlen y se echen unas risas, más allá de cómo haya quedado el marcador", ha explicado a EFE Raúl Carlos Manuel, directivo del club peñíscolano.
Con ello se busca fomentar el compañerismo, la amistad, la diversión, el respeto y los buenos hábitos en el deporte. La iniciativa, que se estrenó el fin de semana pasado, prevé tener continuidad en los próximos meses y ya ha generado interés en otros clubes de la provincia, que incorporarán desde este sábado este 'tercer tiempo'.
En Peñíscola la fórmula ha funcionado, aunque con sorpresas según señaló el directivo: "Lo cierto es que quisimos darles una lección de valores a los niños y la lección nos la dieron los niños a los padres, porque ellos son los únicos que se ponen a hablar y dejan de pensar en cómo ha quedado el partido".
"Van más allá de la competición, son capaces de divertirse, y somos los padres los que parece que nos jugamos la vida y los que debemos darnos cuenta de que el partido se acaba en el campo", señala.
A los padres y madres va dirigido el decálogo que el club ha publicado en su web instando a los progenitores de los pequeños jugadores a "no perder las formas, ni en la victoria ni en la derrota", a "comprender las decisiones arbitrales" y a "respetar las decisiones del entrenador".