El Nápoles-Lazio parecía un partido más relevante para los capitalinos, que se jugaban el cuarto puesto, y para un Ciro Immobile que marcó e igualó un récord de Gonzalo Higuaín. Sin embargo, quien se llevó la victoria fue el equipo insular.
Con lo que había en juego, el encuentro se desarrolló de un modo aparentemente normal... hasta la segunda parte, cuando la temperatura empezó a subir varios grados conforme aumentó la tensión por el marcador.
Lorenzo Insigne, que se fue lesionado y preocupa de cara al Barça, hizo el 2-1 de penalti en el 54'. E instantes después, el encuentro se empezó a poner feo a raiz de un salto de Manolas con el brazo por delante sobre Joaquín Correa.
A Gennaro Gattuso le pareció una acción demasiado fea, empezó a protestar y se enzarzó en una bronca con Simone Inzaghi que se saldó con amarilla para cada uno. Entretanto, Immobile se encaraba con Mario Rui en otro lado del campo mientras tenían que separarles sus compañeros.
La tibia resolución del árbitro no apaciguó ni mucho menos el asunto. Conforme se acercaba el final se ponía el asunto más feo y el gol de Politano que hacía el 3-1 para el Nápoles desesperó definitivamente a la Lazio.
Esa frustración la reflejó Luiz Felipe. El central se equivocó con una patada feísima a Hirving Lozano que desató una nueva tangana con empujones y algún agarrón de cuello. Otra vez, amarillas y a otro asunto.
Y claro, llegó el pitido final y Gennaro Gattuso, quien no es precisamente reconocido por su gestión de la ira, se fue a echar en cara lo sucedido. También le tenían que agarrar en otra tangana donde se veía al técnico del Nápoles completamente fuera de sí. Un feo broche para otra resurrección como la napolitana.