El Albacete ya sabe lo que es ganar a domicilio. Tuvo que recurrir al milagro de Navidad para firmar la primera alegría fuera del Carlos Belmonte en un Anduva que vio cómo el Mirandés se desinfló.
Quiso mandar el Mirandés desde el inicio de partido con la posesión. Las rachas de uno y otro hacían favorito a los locales, pero el Albacete cerró sus puertas por dentro y dejó crear por fuera.
Sin embargo, el cuadro de José Alberto López no fue capaz de encontrar el camino al arco de Tomeu Nadal. Un disparo flojo desde la frontal fue el único argumento en la primera mitad.
Con el paso de los minutos se creció el Albacete, que sí rondó el área rival. Y en un gran centro de Diego Caballo llegó el remate en plancha de un Diamanka que minutos antes había solventado una acción peligrosa.
Con el Mirandés volcado, el Albacete encontró con Ortuño el hueco en una contra para Álvaro Peña. El ex del conjunto de Miranda de Ebro cruzó el balón, marcó pero no quiso celebrar el tanto.
El Mirandés calcó el inicio, pero con más llegada que entonces. Víctor Gómez tuvo un cabezazo que sacó Gorosito, Javi Muñoz estuvo a punto de marcar tras dar tres toques en el área chica y Lekic envió una falta cerca de la escuadra.
La entrada de Jackson dio más verticalidad al Mirandés, que durante toda la segunda mitad hizo del área del Albacete un sitio que asediar. Pero la falta de puntería lastró al conjunto de Anduva.
Ni los grandes centros de Letic y Vicente Gómez, los mejores del Mirandés, ni las oportunidades de un fallido Schutte fueron capaces de evitar la victoria de un Albacete que, pese a seguir último, sonríe ligeramente en su último partido de 2020.