Detrás de cada futbolista existe una historia diferente y la del centrocampista del Teramo (Serie C Italiana) Angelo Persia, es una de las que se repiten. Su carrera no fue fácil, y es que una lesión le obligó a empezar desde cero. Un camino trazado y un destino marcado. Angelo se imaginó una carrera diferente. Con 20 años lucha con amor y sacrificio para cumplir el sueño de todo niño que empieza a dar sus primeras patadas a un balón: jugar en la máxima competición italiana.
A sus 12 años, el joven Persia abandonó Civitella Roveto, el pueblo en el que nació, para emprender un viaje hacia la capital italiana. Le esperaban sus primeros pasos en las categorías inferiores de la AS Roma, donde empezó a formarse como futbolista y sobre todo a estar cerca de su gran ídolo Francesco Totti.
"Jugué un partido amistoso en Trigoria y el ojeador de la Roma, Stefano Palmieri, me hizo firmar en un cuaderno donde estaban todas las firmas de los chicos elegidos por él", así empezó todo, cuenta Angelo. Una firma pesada y un boleto que le abrió las puertas de la ciudad romana. "Me llamaron unos días después y me dijeron que al año siguiente me convertiriá en futbolista de las categorías inferiores". Angelo le contó la noticia a sus amigos de clase, pero estos no le creyeron y pensaron que todo era una broma.
Pero, efectivamente, todo fue una realidad. Aquel niño feliz empezó su sueño con una sonrisa en la cara y con ganas de divertirse en los entrenamientos y partidos. Una carrera de momentos buenos y obstáculos, hasta que llegó la maldita lesión. Fue un sentimiento de total angustia e impotencia. "No podía hacer nada", confesó Persia. Un desprendimiento de su cartílago, ese fue diagnóstico que cambió la vida de Angelo. Empezar desde cero era la única vía de escape y así fue. "Todos me trataron muy bien, pero tuve que iniciar todo desde cero", aclaró Angelo.
En 2016, Persia dejó la Roma y regresó a su casa, en la cual había dejado muchos sueños guardados en su cajón. Ya recuperado, se incorporó a las categorías inferiores del Avezzano, club donde militaba también un primo suyo. Durante dos años, el chico ofreció buen rendimiento y llamó la atención del primer equipo, desde donde se le dió la oportunidad de ascender. "Un partido fue suficiente, me llevaron de inmediato", dijo Persia. Ya en la Serie D, el italiano disputó algunos partidos, pero ese mismo año decidió dejarlo todo.
Fue el peor momento de su carrera, incluso peor que aquella lesión. Fue como una despedida definitiva del fútbol. "Quería parar e ir a trabajar con mi padre" manifestó Angelo al periodista Di Marzio. En verano del 2017, el presidente y el entrenador del Avezzano llamaron al futbolista con el fin de convencerlo para volver. Federico Giampaolo, entrenador del conjunto italiano, fue la persona más importante para Angelo Persia. "Le debo todo, él cambió mi carrera. Fue una persona especial tanto como hombre y entrenador, te hace jugar con tranquilidad, te ayuda a mejorar y sobre todo te aconseja", así habló Angelo de su ex entranador.
Un año después, le llegó una oferta irrechazable. Se trataba del Teramo, club que actúa actualmente en la Serie C italiana. "Cuando firmé, recordé cuando estaba a punto de tirar la toalla. Gracias al Teramo comencé a creer en mi sueño", aclaró aquel futbolista que sufrió tantos obstáculos que le hicieron dudar si merecía la pena seguir. Ahora, para Angelo Persia (20) es el momento de la reconquista y de cumplir el sueño de jugar en la Serie A. El futbolista terminó la entrevista con Gianluca Di Marzio con un lema: "nunca rendirse".