El hallazgo fue completamente casual. El club se disponía a acometer las obras de remodelación de su campo, y cuando removieron el suelo para poner los cimientos para los nuevos vestuarios, pero la excavadora que removía la tierra se topó con una gran piedra.
Una piedra bastante grande, y que tras una rápida inspección resultó estar tallada. ¿Qué sería? ¿Qué habían encontrado los obreros bajo la tiera? Pues tras desenterrar su perímetro empezó a quedar claro.
Y una vez terminaron, quedó claro qué clase de monumento habían devuelto a la luz, una esvástica de piedra gigante, de época nazi, claro.
El hallazgo tuvo lugar el viernes 17 de noviembre, y desde entonces las obras están paradas. Las máquinas no pueden levantarla, ni romperla, y están a la espera de las autoridades locales lleven un martillo neumático para hacer añicos tan infame recuerdo del pasado.
La Oficina de Preservación y Arqueología de Hamburgo fue informada del hallazgo, y propuso su destrucción, como así se hará. La simbología nazi no está permitida en Alemania, y el hecho de que llevase 70 años bajo tierra no le da un valor especial a este hallazgo.