El Mundial de 1990 enfrentó a Alemania Federal y a Holanda en un encuentro de octavos de final con sabor a final anticipada. El estadio italiano, a veces San Siro, a veces Giuseppe Meazza según el titular vista de 'rossonero' o de 'neroazzurro', fue testigo de un encuentro familiar.
No hizo falta que jugara Italia. Era un 'Miniderbi della madonnina'. Era la época en la que solo tres extranjeros podían coincidir en el campo. La calidad de los seis que juntaron en ese partido Inter y Milan estaba fuera de toda duda.
Gullit, Rijkaard y Van Basten, tres holandeses de época, jugaban juntos como 'rossoneri'; Matthaus, Brehme y Klinsmann eran los tres alemanes interistas.
El resultado de aquel día sonrió a la vez a Alemania e Inter, pues fueron el lateral izquierdo y el delantero los autores de los tantos para la victoria.
19 de noviembre de 2018