Contra todo pronóstico, Rusia está en los cuartos de final de su Mundial. Lo está gracias a los despropósitos de España, pero también al buen hacer de Artem Dzyuba y el resto de sus compañeros.
El espigado delantero dio toda la guerra que pudo a la defensa española. Un remate de cabeza suyo acabó en penalti tras una inocente mano de Piqué. Y el propio Dzyuba se encargó de transformar la pena máxima desde los once metros.
Ni el propio Dzyuba se podía esperar en enero que iba a ser uno de los grandes protagonistas del Mundial. En primer lugar por la mala situación que atravesaba Rusia, y en segundo por su situación dentro del Zenit.
Sin todos los minutos que quería en San Peteburgo, el delantero ruso puso rumbo al Arsenal Tula para poder encontrar mayor continiuidad sobre el terreno de juego. Y la encontró, disputando 10 encuentros, marcando seis goles y repartiendo tres asistencias.
Números que le han valido para ganarse la titularidad en el Mundial y convertirse en uno de los artífices del, hasta el momento, el mayor milagro del Mundial.