Sergio Asenjo estaba esperando una tarde así. Son muchas las horas en la sombra, muchos los días viendo por la ventana cómo sus compañeros hacían lo que él no podía hacer. Su vuelta es una magnífica noticia para el fútbol, sobre todo para un Villarreal que se colgó de sus hombros para llevarse los tres puntos de Vigo.
No fueron mejores los castellonenses, pero en el Celta la ausencia de Aspas dejó un vacío inmenso. Sin su estrella, el Villarreal pudo contener con más solvencia a los hombres de ataque de Unzué. Cuando había una fuga, ahí estaba Asenjo... o los postes.
El arranque de partido mostró a un Celta que quiso proponer fútbol, absolutamente fiel a su estilo. Wass avisó de falta justo antes de que Asenjo, en el 17, le anunciara a Jozabed lo que estaba por venir. Fenomenal su intervención llegando casi a la cepa del poste.
Pero Fornals, Bacca y Trigueros comenzaron a combinar, motivo suficiente para la mejoría del Villarreal. Rubén Blanco le negó a Trigueros su gol, pero fue la antesala del tanto visitante. Gran centro de Bacca y mejor remate de Fornals, lanzándose al suelo, como un delantero de esos que ya casi no quedan.
Tenía algo más Asenjo guardado y se lo enseñó a Maxi Gómez, una sombra de sí mismo sin Aspas al lado. Le cayó un balón de los que un '9' no puede perdonar, pero no contaba con un muro llamado Asenjo, imperial cubriendo todo el espacio posible para dejar el 0-1 al descanso.
El efecto Emre Mor no fue suficiente
Movió ficha Unzué dando entrada a Emre Mor, que prácticamente capitalizó el fútbol ofensivo del Celta en el segundo acto. A falta de Aspas, el internacional turco destapó algo de lo que tiene guardado en el tarro de las esencias, aunque se espera mucho más de él.
Apretó y apretó el Celta, dominador con la pelota en los pies pero carente de mordiente delante. Incluso en el 66, Bacca pudo sentenciar si no es por la buena parada de Rubén Blanco. Acto seguido, Asenjo sacó un pie milagroso a un disparo de Emre Mor que terminó besando el poste.
Y si esa ocasión fue clara, la que tuvo Sergi Gómez en el 94 fue la gota que colmó el vaso del Celta. Balón muerto en el área pequeña, Asenjo por los suelos y el central, con todo a favor, se llenó de balón y mandó al limbo la última opción de empatar del Celta.
Así se esfumó el encuentro, que devolvió a la senda del triunfo al Villarreal. Asenjo fue la mejor noticia para los amarillos, su vuelta a este nivel es un ejemplo para todos. El Celta, por su parte, pierde fuelle y sumó su tercer encuentro consecutivo sin ganar.