Así fue el estreno del Calderón

Con suspense, ya que el permiso municipal para albergar el encuentro se obtuvo con apenas 48 horas al inicio previsto del encuentro; con tiempo inestable y dudas sobre un cambio de casa de norte a sur de la capital; pero con el orgullo de un afición a la que "nadie" había humillado y estrenaba el primer estadio de España con todas las localidades de asiento.

Y con un gol histórico: el que anotó Luis Aragonés en el minuto 19 del partido, un remate de cabeza aprovechando una mala salida del portero valencianista Pesudo, gracias al centro del hondureño José Enrique Cardona desde la banda derecha. El primer tanto del Manzanares fue de 'Zapatones', después 'Sabio de Hortaleza'.

Se despertó gris un Madrid otoñal para en el estreno del Manzanares, deslucido por la hora (las 12.45 horas del mediodía) y la retransmisión televisiva y la falta de aforo: unas 20.000 personas de las casi 40.000 que cabían en un estadio aún no terminado, sin la tribuna principal y con grúas asomando.

Recuerda bien la situación Bernardo Salazar, aficionado rojiblanco e historiador futbolístico, que explicó a EFE lo que suponía para los abonados del Metropolitano transitar de Cuatro Caminos al nuevo estadio de la Arganzuela, un tránsito que él mismo hizo con su familia.

"Irse tan lejos era complicado. Muchos de los aficionados del Metropolitano eran más aficionados al fútbol que al Atlético y no se animaron. El metro tampoco estaba en aquel momento", explicó Salazar, presente en aquel encuentro en una tribuna distinta a la de su abono, ya que éste se ubicaba en una de las zonas sin terminar.

No obstante, los atléticos habían conseguido llegar a su nueva casa del Manzanares "sin estaciones intermedias", como prometió su presidente Vicente Calderón, que estiró al máximo las prórrogas para seguir usando el Metropolitano, ante las condiciones que impuso el Real Madrid para prestar el Santiago Bernabéu a su vecino de la capital.

Por eso, y por la novedad de tener un estadio con las 70.000 localidades de asiento, algo pionero en España, la pancarta que se pudo ver antes del encuentro: "Ya estamos en nuestra casa y nadie nos ha humillado, mientras ellos van de pie, nosotros todos sentados".

Asimismo lo refería el mismo presidente Calderón, en la entrevista previa al partido emitida por Televisión Española, en la que relataba los pormenores técnicos del campo, los dos veranos "a pie de obra" y se mostraba satisfecho con haber cumplido "la misión que me encomendaron mis socios".

"Para mí hay una ventaja definitiva: que todos los espectadores estarán sentados. Esto supone que el nivel de vida que tenemos es superior al que teníamos antes, lo hará más rentable y es algo que en los Mundiales ya se está haciendo", aseguraba el presidente rojiblanco al periodista de TVE Miguel Ors.

Junto a Calderón en el palco estuvieron el ministro secretario general del Movimiento, José Solís, y el ministro de Industria, Gregorio López Bravo. Nadie acudió por parte del Ayuntamiento, ya que el alcalde Carlos Arias Navarro esgrimía que no se había presentado un expediente de la obra del estadio ni se había solicitado la licencia, un conflicto que continuaría años después.

Los capitanes de los equipos, Enrique Collar por los rojiblancos y Roberto Gil por los valencianistas que llegaban como líderes del campeonato, intercambiaron obsequios antes del inicio de un duelo trabado y con poco brillo, "insustancial" lo describe la crónica del diario ABC.

Rodri; Colo, Griffa, Rivilla; Glaría, Iglesias; Cardona, Luis Aragonés, Mendonça, Adelardo y Collar fueron los elegidos por el brasileño Otto Gloria para estrenar el estadio; mientras que por el Valencia formaron Pesudo; Tatono, Mestre, Totó; Paquito, Roberto; Claramunt, Waldo, Ansola, Sol y Poli.

El Valencia preparó un entramado defensivo formidable: Sol sobre Menconça, Roberto sobre Luis, Totó con Cardona y Poli sobre Adelardo, además de Mestre como "cerrojo o revisionista general", según las crónicas de la época.

El conjunto del Turia dominaba el mediocampo, tenía ocasiones por medio del brasileño Waldo Machado y de Fernando Ansola, y solo a través de Luis o el angoleño Menconça salía el Atleti.

De la cabeza del '8' llegó el 1-0 rojiblanco, gracias un largo centro de Cardona en diagonal desde la derecha, que remató con la testa Luis adelantándose a tres zagueros y haciendo inútil una mala salida de Pesudo.

Tras el descanso, el Atlético se quedó sin Adelardo Rodríguez con una contusión en el bíceps crural izquierdo y tuvo que jugar con diez futbolistas -en aquel momento no se utilizaban cambios-, lo que acrecentó el dominio táctico del Valencia.

Un golpe franco lanzado por Waldo -"un lanzador terrible de esta clase de castigos", recuerdan las crónicas del momento- fue el germen del empate valencianista. El brasileño dispara, el portero rojiblanco Rodri despeja el balón, pero el valencianista Poli está mucho más hábil que los defensores rojiblancos para recoger el rebote y ceder a Paquito, que anota el 1-1.

Con el mérito del empate y los diez futbolistas que tenía el Atlético sobre el campo, el partido se convirtió en un duelo entre un "conformista voluntario", el Valencia según la crónica de ABC, y un "conformado forzoso", el conjunto local.

El empate no desanimaba al presidente Calderón, que declaraba tras el partido lo siguiente: "Les diría a los atléticos que por encima del empate está nuestra alegría, que ya estamos en nuestra casa, y que no se preocupen que tendremos un gran equipo y queda mucha Liga por delante".

Mucha Liga y muchas Ligas por delante le quedarían al estadio Vicente Calderón, tantas como cinco (la primera, en la campaña 1969-70) de un total de 19 trofeos nacionales e internacionales. Mucha vida de un estadio que este domingo dirá su adiós al fútbol con un 'Final de Leyenda'.