Ya avisó días atrás de que este sería un encuentro especial. Desde su marcha del Barcelona en junio de 2018, Iniesta no había jugado ninguna vez contra el club que le vio crecer y ganarlo todo.
Solo estuvo 45 minutos, aunque fueron precisamente los de mejor juego del Vissel Kobe. El manchego fue el eje sobre el que movió un equipo en el que también estaban David Villa y Sergi Samper.
Hasta en dos ocasiones hizo trabajar a Ter Stegen, ambas desde la frontal del área. Iniesta se asomó al balcón por primera vez a los cuatro minutos, si bien su disparo acabó marchándosde a la derecha.
Pese a que el Barcelona dominó el campo y las ocasiones, Iniesta era el que generaba el peligro en el Vissel Kobe. Dejó el balón en carrera a Owaga totalmente solo, pero Ter Stegen, muy atento, salió fuera del área para despejar.
La ocasión más clara de la primera mitad para el cuadro nipón vino, precisamente, en las botas de Iniesta. De nuevo desde la frontal, el centrocampista se sacó un disparo que acabó sacando el arquero alemán.
Fueron solo 45 minutos pero suficientes para demostrar que Iniesta sigue teniendo magia en sus botas. Fue cambiado al descanso y vio en la segunda mitad cómo el Barcelona ganaba por 0-2.