De los tres partidos de la ida de la última ronda de la fase previa de Champions, en uno no hubo emoción y en los otros dos sobró. Pero el titular quedó claro: el Benfica se llevó un disgusto y un serio aviso para la vuelta.
Realmente, fue mejor que el PAOK y apiló ocasiones como para haberse llevado a Grecia un colchón de goles considerable. Pero no fue el mejor día de Pizzi, a pesar de que fue el autor del tanto lisboeta.
Solo de penalti pudo anotar el ex del Atlético de Madrid, frustrado ante el meta Paschalakis y su falta de puntería. Aun así, el tanto al borde del descanso hacía presagiar una segunda mitad cómoda.
Tras otra buena remesa de ocasiones, una acción aislada a balón parado la culminó Amr Warda para dar una buena ventaja para la vuelta.
Lo intentó como pudo el Benfica para al menos ganar, y hasta en el último segundo de la prolongación tuvo oportunidades, como un tiro cruzado de Joao Felix. Pero no hubo manera.
El PSV tuvo que sacar lo mejor de su repertorio en Bielorrusia. Tuominen dieron el susto a Van Bommel a los nueve minutos. Casi fue mejor para los holandeses, que se arremangaron y se metieron de lleno en el partido.
Pereiro, desde el punto de penalti, puso la igualada. Ya no fue hasta la segunda mitad cuando el 'Chucky' Lozano pudo voltear el marcador. Si no lo hizo antes fue por la espectacular intervención de Shcherbitski en un cabezazo a quemarropa.
Cuando todo parecía que no se movería, el incombustible Hleb aprovechó un grosero error de Zoet a dos minutos para el final.
Sin embargo, tan solo un minuto después un cabezazo de Malen devolvió la victoria por la mínima al PSV, que podrá rematar en casa el pase si no se confía.
El aburrimiento fue la tónica en el campo del Estrella Roja, donde no hubo aficionados. Serbios y austriacos dejaron todo abierto para la vuelta tras un choque carente de oportunidades.