El Henningsvær Stadium luce verde en el centro de un pequeño islote de Noruega, rodeado por un paisaje de mar y fiordos. Se trata de un campo de fútbol con césped artificial en el que no hay gradas ni asientos. Sólo se usa para el club amateur de la localidad. No se podría jugar de forma profesional porque los balones caerían al agua. Sin embargo, el estadio dispone de iluminación artificial para que los niños de la localidad puedan jugar de noche.
Henningsvær es un pueblo pesquero situado entre varias islas pequeñas y separadas por canales en el archipiélago de Lofoten, en Noruega. Tiene alrededor de 500 habitantes y una superficie de 0,3 kilómetros cuadrados. El campo de fútbol se construyó nivelando el sólido lecho de roca de la parte más meridional de la isla de Hellandsøya, dando por resultado un paisaje muy áspero, adornado por el abrumador número de bastidores para el secado del bacalao.
Alrededor del perímetro del campo hay una franja de asfalto que sirve tanto para ver el fútbol de pie y como aparcamiento. La pequeña capacidad del estadio parece más que suficiente, Henningsvær no es más que una aldea de unos pocos cientos de habitantes, sin embargo su espectacularidad y belleza son inigualables.