Una cosa son sus problemas de disciplina y otra bien distinta el torrente de calidad que atesora. Que Dembélé es capaz de hacer cosas distintas quedó bien claro nada más comenzar el encuentro ante el Villarreal. Ante Pedraza, firmó una de las mejores acciones del campeonato.
Hasta por cinco veces consecutivas, en cuestión de solo cinco segundos, rompió la cintura del pobre Pedraza, incapaz de leer la jugada y que entró en todos los amagos del barcelonista en su carril izquierdo.
La bola llegó a la banda, donde el francés trató de ganarse hueco para el centro. Pero, como se vio muy tapado, amagó hacia dentro para luego salir hacia dentro. Reaccionó bien Pedraza, así que Dembélé lo hizo por segunda vez.
Cuando parecía que se alejaba de la zona de influencia, volvió a girarse hacia dentro, momento en el que a Pedraza ya se le vio desquiciado. Ahí sí tuvo buen hueco para el centro, de ahí que el jugador amarillo se tirara a sus pies para tapar el centro.
Pero lo vio por el retrovisor el extremo del Barça, que dibujó un cuarto recorte, de nuevo hacia dentro. Quedaba el último, construido con dos toques, hasta que al fin le dio una tregua a Pedraza centrando. Eso sí, la bola acabó despejada por un compañero a saque de banda.
Fue una noche en la que se llevó bastantes aplausos y cariño de la afición azulgrana. Que fuera capaz de hilar esa tremenda jugada a los ocho minutos tuvo gran parte de culpa.
De hecho, poco después pondría en bandeja a Piqué la asistencia para hacer el 1-0 de la noche.