Guillermo Ochoa era buen portero en México. Tanto, que se atrevió a dar el salto a Europa. A un equipo modesto, el Ajaccio francés, donde llamó la atención de propios y extraños, convirtiéndose en el portero revelación de la liga francesa.
Y ahí llegó el Mundial de Brasil 2014, donde literalmente se salió. Y resulta que ese verano terminaba contrato con su club. El mejor portero del Mundial podía llegar a coste cero al equipo que así lo quisiese. Se avecinaba una guerra por hacerse con los servicios del arquero azteca.
Pero no fue así. Es más, hasta la recta final del mercado de fichajes no le salió una "novia" de verdad. Resultó ser el Málaga, de la liga española, llamado a pelear por entrar en Europa.
Un exceso de confianza hizo que no se preparase como es debido. Kameni, tirando de veteranía, le quitó el puesto antes de empezar incluso la temporada liguera. Fue relegado a disputar la Copa del Rey, apenas seis partidos en los que encajó otros tantos goles, y no precisamente bien repartidos.
Instalado en la autocomplacencia, el mexicano se limitó a esperar que todo cambiase durante el verano. La convocatoria para la Copa de Oro de la CONCACAF se aceptó como algo normal. Quizá similar al caso de Casillas con España, aunque fuera suplente o no estuviese a su mejor nivel: por no romper el bloque.
Esa selección mexicana ganó el torneo sin lustro y marcado por grandes y sonrojantes polémicas arbitrales. Ochoa jugó los seis partidos, y de nuevo encajó seis goles, tanto o peor repartidos que los de la Copa del Rey.
El verano no cambió el destino del portero. Muchos rumores, pero nada de fondo. El Málaga no estaba dispuesto a dejarle salir gratis, ni le iba a regalar la titularidad, máxime viendo el nivel que estaba mostrando Kameni.
Esta acumulación de despropósitos ha terminado con Ochoa esperando en la ciudad andaluza una convocatoria que nunca llegó. México se ha olvidado de él para estos dos amistosos, al menos, previos al partido contra Estados Unidos que decidirá el representante de la CONCACAF en la próxima Copa Confederaciones que se celebrará en Rusia en 2017.
Otro año en blanco será sin duda la puntilla que no necesita ningún jugador.