El Maccabi, como en la previa del encuentro, deambuló por el césped de La Cerámica durante prácticamente los 90 minutos de partidos. 90 de juego, porque de partido, entre unas cosas y otras fueron algunos más, casi 150. Una lluvia torrencial, como en lo que se convirtió el Villarreal en el juego, puso en peligro la disputa del duelo que iba a decidir el líder del Grupo I de la Europa League.
Como una serie de Netflix, la UEFA sustituyó el "ver el siguiente capítulo" por el "ver el siguiente retraso" de un encuentro que empezó una hora y diez minutos más tarde de lo previsto. Suspense en la previa y terror, para el Maccabi, durante el encuentro.
El equipo israelí llegó a la cita como una figura de cera. Con seis puntos de seis posibles en el grupo, los mismos que el Villarreal. Pero el combinado de Unai Emery demostró su superioridad y torneó a su antojo a su rival, que no encontró respuesta.
El partido encontró muy pronto a su protagonista. Dani Parejo, en el primer córner del partido a los cuatro minutos del inicio, aprovechó la minisiesta del Maccabi para encontrar, solo, a Bacca en el primer palo. No perdonó el colombiano para el 1-0. Lo más difícil ya estaba hecho.
Como si ya esperara el golpe, el Maccabi no modificó el guion y, solo con tímidos arreones, trató de inquietar a una sólida defensa del Villarreal en la primera mitad. No se vio necesitado el 'submarino amarillo' de apretar el acelerador durante los primeros 45 minutos.
Sí que lo hizo en la segunda parte. Kubo demostró siempre hambre por pedir y jugar cada pelota... y de sus botas nació el segundo tanto del cuadro amarillo. El futbolista asiático encaró a dos rivales, salió a su zurda y, con ese guante, encontró a Bacca en el segundo palo. Casi con una vaselina, puede que sin intención, batió a Tenenbaum para el 2-0.
El golpe que hizo bajar los brazos del todo al Maccabi, que se convirtió en barro. Tosco en la salida de pelota y lento en ataque, benefició a la defensa en bloque del Villarreal, que hizo gala de su juego colectivo una vez más para el tercero. Kubo peleó, Moi Gómez dibujó y Bacca, de tacón, asistió a Baena para el 3-0. Fútbol de salón en La Cerámica por momentos.
Con el pescado ya vendido, Unai Emery tiró de lógica, hizo cambios y dio oportunidades. Una de ellas a Fer Niño, que tardó solo siete minutos en sumarse a la fiesta en sus primeros minutos.
Gerard Moreno, que también entró en la segunda parte, hizo de mediapunta y encontró a Estupiñán, que aportó profundidad en el costado izquierdo. El lateral, que no se lo pensó, envió un gran pase raso al corazón del área, donde se tiró Fer Niño para concretar el 4-0.
A partir de entonces, solo con más corazón que fútbol el Maccabi trató de maquillar un marcador que no se movió más. Un golpe de autoridad del Villarreal claro en Europa y una inyección de moral para la racha del 'submarino amarillo', que se sobrepuso a la incidencia de la previa para continuar con su buen momento: ya son ocho partidos consecutivos sin perder.