El partido se inició a un ritmo perezoso en La Cerámica. El Villarreal, acostumbrándose al esquema de Calleja, buscaba un fútbol de toque y posesión, mientras que el Eibar cerró filas desde el primer minuto y buscó balones largos para Enrich o Peña.
Las únicas ocasiones de peligro llegaban a balón parado, a fuerza de botar córners, en corto y tirando de pizarra el Villarreal, 'a la olla' el Eibar, más poderoso por arriba.
El juego no era fluido. Ambos conjuntos cometían errores de precisión continuamente, pero poco a poco el Villarreal se entonaba. Y el Eibar lo pagó muy caro.
A lso 25 minutos de partido Bakambu batió por primera vez a Dmitrovic, tras recibir en la frontal un pase a la espalda de la defensa de Trigueros. Y ante la salida del portero rival, Bakambu se la picó, para desesperación de un Juncá que trató de evitar el gol, pero no llegó.
El tanto dejó noqueado al Eibar. Bakambu se convirtió en un dolor de muelas para Mendilibar, pues los centrales eibarreses fueron incapaces de frentarle cada vez que cogía un balón. Y, lo que es peor, las urgencias provocaron nuevos errores, algunos muy preocupantes, pero no le iba a entrar todo al Villarreal hoy.
El partido se fue al descanso con una cosa muy clara. El Villarreal estaba siendo mejor, y el Eibar se mostraba incapaz de hincarle el diente a su rival. Algo tendría que cambiar trsa el intermedio si los vascos pretendían sacar algo en claro de su visita a Castellón.
Pero tras la reanudación, más de lo mismo. El Villarreal, dominador, y el Eibar, nervioso y fallón, sin ser capaz de inquietar a Barbosa. Y claro, llegó el gol de la tranquilidad.
Buena jugada entre Fornals y Sansone, culminada con un pase del italiano a Cédric Bakambu, quien estaba con la caña echada en el corazón del área para empujarla y marcar el segundo de la tarde.
Con el 2-0, el monólogo amarillo fue total. El Eibar no creía posible ni siquiera marcar para recortar distancias, y eso se notaba sobre el terreno de juego. Sin ánimo, sin alma, era cuestión de tiempo que la renta se incrementase un poco más.
Llegó en el minuto 75, cuando Arbilla tropezó y derribó claramente a un Samu Castillejo que recibió un duro golpe en este claro penalti. Lo iba a tirar Carlos Bacca, recién entrado al césped, pero Bakambu se lo pidió, tenía su primer 'hat trick' a tiro, y no iba a desaprovechar la oportunidad.
Así fue. Engañó a Dmitrovic y marcó el tercer tanto del partido. La alegría en las gradas fue total. Su equipo se reencontraba con la victoria tras el cese de Escribá y la llegada de Calleja. Pero, más aún, el triunfo llegó jugando bien.
Sólo entonces el Villarreal se relajó, y dejó al Eibar jugar un poco. Pero todo lo que lograron los de Mendilibar fue un tiro al poste de Joan Jordán a cinco del final. Más cerca estuvo de llegar el cuarto, pero, como hemos dicho, no le iba a entrar todo al Villarreal esta noche.
Otra derrota para el Eibar, que suma su tercera consecutiva, y que se hunde un poco más en la tabla, cayendo a puestos de descenso con sólo 6 puntos en siete jornadas. Preocupa además el haber encajado 13 goles en 3 partidos.
Por su parte, el Villarreal coge aire y asciende hasta la novena plaza, al menos por el momento, a la espera de que juege el Espanyol. Un triunfo balsámico, dulce para los castellonenses, que recuperan la sonrisa a costa de un gris Eibar.