El Real Madrid tuvo más ganas, más fe y más fútbol que los de Pellegrini y ganó su pase a la final de San Siro en una segunda semifinal de mucho menos fútbol que la disputada entre Bayern y Atlético, pero en la que lo ajustado del marcador siempre mantuvo la incertidumbre.
Sin crear demasiadas ocasiones en el choque, el Madrid mereció el pase por querer más la victoria. El Manchester City decepcionó tanto en la ida como en la vuelta y Pellegrini ya tiene un nuevo fracaso que añadir a su desangelado currículum europeo.
El del Bernabéu fue un partido de detalles. Desde el principio, se vio que el Madrid iba a llevar la voz cantante y ni tan siquiera el tanto de Bale cambió el decorado.
Tras unos minutos iniciales de tanteo, los de Zidane comenzaron a entonarse con un centro de Carvajal que remató muy desviado Cristiano. El portugués, lejos de disputar su mejor partido y claramente tocado, se dejó la piel y demostró su compromiso con el equipo mientras aún siguen las dudas acerca de su futuro en el Real Madrid.
También estuvo bien Jesé, aunque no Isco, y sobre todo Bale, que hizo el primero gracias a un centro chut que tocó en Fernando y se coló por la escuadra derecha ante la atónita mirada de Hart.
No disparó mucho más el equipo blanco en la primera mitad, pero es que no le hizo falta. El City demostró por qué ha fracasado en la Premier League esta temporada y, lejos de mostrar la imagen que ofreció ante el PSG, fue un juguete en manos del equipo 'merengue'.
Con todo, los de Pellegrini pudieron haber cambiado el rumbo de la semifinal si el violento disparo de Fernandinho en los últimos instantes de la primera mitad no se hubiera estrellado en el palo. El Madrid, además del gol de Bale, pudo llevarse a la boca al descanso un tanto justamente anulado a Sergio Ramos por claro fuera de juego de Pepe. Además, se reclamó un penalti por mano de Mangala, quien tuvo que entrar en los primeros minutos del partido tras caer lesionado Kompany.
Control 'merengue' e incertidumbre final.
Los blancos salieron un poco a la expectativa tras el paso por los vestuarios, y es que un gol del Manchester City los mandaba a las lonas, pero pronto retomaron el control de un choque que sólo pareció peligrar tras un postrero remate de Sergio Agüero que rozó el larguero.
El argentino, lejos de su mejor nivel, apenas intervino en una semifinal que le deja retratado y a la espera de lo que pueda imaginar Guardiola para recuperarle.
Tampoco estuvo a la altura Yaya Touré, un 'ex futbolista' que siempre fue una rémora para su equipo y que hizo mejor al Manchester City en el momento en que abandonó el terreno de juego para que entrara Sterling.
El Madrid dispuso de tres ocasiones claras en la segunda mitad para no haber sufrido en el final. Modric perdonó en un mano a mano ante Hart tras pensar que estaba en fuera de juego y el propio portero inglés atrapó un forzado remate de cabeza de Cristiano. Pero la más clara fue la de Bale, tras un remate de cabeza en saque de esquina que se estrelló en el larguero con todo el City mirando.
La emoción -y el mencionado disparo de Agüero- fue lo único que dispuso el equipo inglés para poner en aprietos al Madrid en los últimos minutos, y es que los de Pellegrini ni tan siquiera llevaron el miedo a la grada con algún córner o falta peligrosa, como la cometida por Lucas Vázquez sobre Sterling.
Justa, aunque rácanamente, el Madrid está en Milán, donde buscará su undécima Copa de Europa ante un Atlético con sed de sangre.