En general, para el Sevilla el encuentro de este sábado tiene tintes de revancha. En la figura del internacional argentino se multiplican. Su manera de recordar la última final fue más cruel.
El rosarino estaba siendo de los mejores futbolistas del encuentro, si no el mejor, cuando la madera le negó ese tanto en la prórroga. Poco después, tuvo que sujetar a Neymar para evitar un uno contra uno y enfiló el camino a vestuarios.
Fue duro. Porque luego llegarían los dos tantos del Barça y porque ese era su último encuentro con el Sevilla antes de irse. Así que no fue la mejor manera de decir adiós (acabó convirtiéndose en un hasta pronto).
"He tenido mucha relación con Banega. De amor y odio. Lo quiero porque ama al fútbol. En Sevilla ha entregado su corazón y su fútbol y se va llorando", comentó Unai Emery en rueda de prensa tras el partido y verle llorar como un niño.