Mereció ganar la Real Sociedad, aunque mereció hacerlo antes y de otra forma. Los de Imanol Alguacil fueron superiores al Rijeka, pero la mala puntería de los atacantes y la escasa fortuna dejaron lo mejor para el final.
Arrancó con mucha hambre el cuadro vasco, que encerró a su rival en un campo propio en el que, para sorpresa en la actualidad, no estaban solos. Unos 8.000 espectadores parecian no vivir la misma época que el resto del mundo y se hicieron notar en las gradas.
Portu tomó la banda derecha como suya propia e inquietó a la defensa del Rijeka con internadas y centros continuos. Así tuvo encerrado a su rival la Real, pero tendría que aparecer Remiro para salvar una doble ocasión. Tapó bien el chut de Andrijasevic al primer palo y atajó el rechace, un penalto en movimiento, con una gran acción de rodillas.
Antes de la media hora, la Real transformó la sensación de peligro en claras ocasiones. Oyarzabal se topó con un buen rechace del portero local, que también se hizo con el segundo intento de Silva.
Este fue el aperitivo de la primera madera que amargó a la Real. Fue Le Normand, de cabeza en un globito, el que se encontró con el travesaño en el 26'.
Seguía dominando el cuadro español, pero algún contragolpe pudo darle más sustos a Remiro. Antes del descanso, Isak avisó con un tiro fuera, lo mismo que hizo Loncar con un zurdazo desviado.
Menos ritmo, menos mérito... pero un acierto
Estuvo más espesa la Real en este segundo tiempo. La posesión fue casi la misma, pero no la sensación de peligro. Rondaba el área, aunque desde más lejos y con menos colmillo. Le costó a los vascos, aunque en la recta final sí lograron pisar, y mucho, el área.
Antes de los últimos minutos, en los que apretó de lo lindo el conjunto de Imanol, solo Portu logró poner en aprietos a Nevistic. Una volea tras una buena acción con Isak fue una isla en el dominio estéril visitante.
Los últimos minutos, con Willian José, Bautista y Januzaj ya en el césped, fueron a un ritmo mucho mayor. En el 83', Oyarzabal se encontró con el palo tras un gran pase de Mikel Merino. El talento y la insistencia del centrocampista, al final, tuvo fruto.
Tras dos ocasiones erradas de Willian José, que no remató bien un centro, y Monreal, que se topó con una buena mano del meta, llegó el gol de Bautista. Merino encontró en el área al canterano que, de primeras y con la zurda, batió a Nevistic por bajo para rescatar a la Real de la muralla de madera del Rijeka.