La Selección de Bélgica no tuvo piedad ante una Inglaterra que ganó en todas las estadísticas, excepto en una: los disparos entre los tres palos. La efectividad belga fue prácticamente perfecta, ya que de tres transformaron dos para ser líderes de su grupo y quedarse ya a un paso de la final a cuatro.
La que no estará es Inglaterra. Para el combinado inglés era la última bala, pero cosechó la segunda derrota consecutiva y, de ganar en la próxima jornada, ya no podrá optar a la clasificación.
Los ingleses dominaron en la posesión y se llevaron un fuerte zarpazo a las primeras de cambio cuando Tielemans decidió sacar un trallazo desde la frontal con la pierna izquierda para poner la pelota ajustada al palo izquierdo.
Inglaterra pudo empatar al minuto, pero ahí estuvo Lukaku. Sí, el delantero sacó el balón en la línea de gol tras un remate de Kane que se coloba dentro, pero lo que encontraron los ingleses fue otro golpe.
A Dries Mertens se le encendió esa bombilla que tantas veces ha iluminado al Nápoles. El belga mimó el cuero, lo colocó y la mandó a dormir dentro del arco de Pickford con un golpeo perfecto de libre directo. El balón se coló pegado, esta vez, al poste derecho y a media altura.
Chilwell se marchó lesionado y con ello se fueron ambas selecciones a los vestuarios. Grealish fue uno de los mejores de una Inglaterra que quiso con todas sus fuerzas, pero no pudo.
Ya en la segunda mitad, Inglaterra se dio una y otra vez contra un muro. Trippier sufrió un corte en la ceja a consecuencia de un golpe de Hazard y Vertonghen se encargó de achicar cualquier peligro.
Al final, Lukaku hizo la guerra por su cuenta con una contra, una bicicleta y un disparo cruzado que no acabó en el tercero. Bélgica acabó con Inglaterra.