El Celta no se salvó después de una relajación inexplicable. Con otra actuación espectacular de Iago Aspas, el conjunto gallego dio por ganado el encuentro en el minuto diez y acabó contra las cuerdas. El Valladolid luchó por un empate con sabor a victoria.
Boufal y el de Moaña estuvieron en todas, pero no evitaron un empate justo. El marroquí nacido en París, aunque no tuvo el premio del gol, estrenó titularidad a lo grande y la afición se lo hizo saber con una ovación.
A los de Antonio Mohamed le bastaron con diez minutos para verse ganadores. Iago Aspas puso el primero gracias a un pase de Maxi Gómez, un gran reverso en el área y una definición al alcance de muy pocos. 1-0 en el minuto cinco.
Aspas le devolvió el favor seis minutos después al uruguayo. El centro medido del primero le llegó a Maxi Gómez, que controló con el pecho ante la presencia de Moyano. El uruguayo batió a Masip con polémica, pero el VAR no vio fuera de juego ni mano.
La relajación se paga cara
Pero la relajación se paga cara. Los celestes desaparecieron de Balaídos y el Valladolid ganó terreno poco a poco. Un incisivo Alcaraz hizo mucho daño por la banda izquierda y el tanto pucelano se veía desde lejos.
La perseverancia del Valladolid surtió efecto en el minuto 37. Un centro de Nacho al corazón del área lo remató un Óscar Plano sin oposición, que la picó e hizo imposible la estirada de Sergio Álvarez. Los locales acabaron pidiendo el descanso a gritos.
Tras diez minutos del segundo tiempo, el '10' celtiña volvió a aparecer. Boufal caracoleó en la frontal del área para hacer posible el 3-1. Se la dio a Aspas, que levantó la cabeza y la cruzó. Supuso su cuarto gol en Liga.
La historia se repitió. Los gallegos se dejaron llevar por la tranquilidad del 3-1 y los pucelanos castigaron sin miramientos. Enes Unal, que salió en el segundo tiempo, logró el 3-2 a falta de 25 minutos de juego.
Locura blanquivioleta
Balaídos vivió unos últimos minutos de locura total. La sentencia no llegaba y el empate tampoco. El tiempo corría y, cuando ya no quedaba tiempo para nada, la figura de Leo Suárez se hizo enorme. El delantero consiguió el 3-3 en el 94' y puso patas arriba el templo de Vigo.
Óscar Plano ganó línea de fondo y la puso al segundo palo, donde emergió el argentino. Los pucelanos se llevaron un empate con sabor a victoria, mientras que los celtiñas recibieron un doloroso correctivo pese a ir por delante en el marcador durante todo el encuentro. Bendita locura en Balaídos.