Bendito Bordalás

El cambio que ha experimentado el Getafe desde que llegó José Bordalás en septiembre de 2016 ha sido exponencial. Cogió a un equipo deprimido, en Segunda, y con una afición totalmente desenganchada por los malos resultados y el poco fútbol que veía en sus jugadores.

Unos meses después ese equipo celebró un ascenso a Primera, la afición regresó al Coliseum Alfonso Pérez y en su vuelta a la máxima categoría se quedó a un paso de entrar en Europa con una octava posición.

Este curso, el Getafe, disputadas 19 jornadas de Liga, es sexto con 28 puntos, en puestos de Europa League, y a solo cinco de la cuarta plaza que da acceso a la Liga de Campeones.

"Tenemos buen equipo y dar una vuelta por Europa cada cuatro o cinco años es bonito", dijo hace un mes el presidente Ángel Torres, que tiene la misma ilusión que su afición.

El juego del Getafe, aunque en muchas ocasiones no resulte vistoso, sí se ha demostrado efectivo con resultados positivos. Además, en defensa es un equipo incomodo y con 16 goles encajados es el segundo de la categoría que menos recibe solo por detrás del Atlético de Madrid con 13.

En la Copa del Rey, el Getafe también sigue vivo y tras eliminar a Córdoba y Valladolid ha accedido a los cuartos de final, una ronda que no disputaba desde 2015, cuando se enfrentó al Villarreal y se quedó a un paso de las semifinales.

Esta competición tiene un significado especial para el Getafe, que ha vivido grandes noches en ella y aún recuerda las dos finales que perdieron contra el Sevilla y Valencia en 2007 y 2008, respectivamente.

La buena marcha del equipo ha hecho que la ilusión flote en el ambiente, el Coliseum presente muy buen aspecto en la gran mayoría de los partidos y el futuro se mire con optimismo.

La próxima cita del Getafe es frente al Alavés, quinto clasificado con 32 puntos, a cuatro de ellos. El partido será especial para José Bordalás, que también celebró un ascenso con el equipo vitoriano a Primera en 2016.