Contemplando el estado del césped es difícil entender como un árbitro tuvo la decencia de dar el visto el bueno para la práctica del fútbol. Convertido en un lodazal, el Germano Krüger fue capaz de albergar 90 minutos de fútbol.
Fue en la sexta jornada de la Serie B brasileña entre Operario y Sport, dos equipos separados por una distancia de casi 3.000 kilómetros.
La ciudad de Ponta Grossa, ubicada en el estado de Paraná - al sur del país- y de clima subtropical recibió una gran cantidad de agua en las últimas horas, creando un territorio hostil para la pelota.
Aun así, Operario, cercano a las posiciones bajas de la tabla, fue capaz de vencer por 2-1 a los visitantes, que venían de ocupar la cuarta posición del campeonato.
28 de mayo de 2019