El 'Lechuga' no termina de dar con la tecla. El 'Xeneize' no consigue arrancar en la nueva 'era Alfaro' y, pese a la necesidad de quitarse los fantasmas de la Copa Libertadores, Boca apenas pudo ser un reflejo de sí mismo sobre el césped de Cochabamba.
Arrancó el máximo torneo en importancia de Sudámerica, pero ni Jorge Wilstermann ni el 'Xeneize' decidieron rendirle el homenaje que se merecía. Si bien la tensión creció a medida que avanzaba el crono, el duelo se hizo largo y pecó de una carencia estética muy llamativa en largos períodos del mismo.
Boca salió al Félix Capriles adormilado, recién despertado de una siesta que pudo costarle la derrota si no fuese por la falta de ambición de sus rivales. Si bien el 'Aviador' salió más activo, la sensación de peligro nunca activó la alerta constante en la portería de Andrada.
A pesar de todo ello, la jugada más destacada de la primera mitad la provocó el visitante, cuando Almendra perpetró en el área y cayó, siendo objeto de un penalti que el árbitro no vio.
A la vuelta del recreo, ambos contendientes se animaron un poco, pero la mayoría de los jugadores llamados a ser importantes en el desarrollo del juego apenas dieron un paso adelante a lo largo de los 90 minutos.
Fue el caso de Benedetto o Tévez, ambos sustituidos -el 'Apache' con mala cara- y con gran parte de la culpa de la escasa calidad del partido. Nández apareció en varias ocasiones en área rival, pero sus disparos, idénticos, se marcharon muy cruzados lejos de Giménez.
Andrada también tuvo algo de trabajo, sobre todo una mano en el minuto 68 que volvió a reivindicar su gran estado de forma en este comienzo de 2019. Aun así, las ocasiones llegaron con cuentagotas y, aunque el choque amagó con convertirse en un correcalles, los cinco minutos de añadido se hicieron demasiado largos.
Al final, 0-0 entre ambos conjuntos, que se colocan en segundo y tercer lugar del Grupo G tras la victoria de Deportes Tolima por 1-0 en Colombia a Paranaense.