Desde que Zinedine Zidane regresó al Madrid, el máximo empeño del francés ha sido mezclar, probar y decidir. Como si de un cóctel se tratara, 'Zizou' ha ido sumando ingredientes para encontrar cuáles casan y cuáles no tienen hueco. En Getafe, tocó ver a Brahim como titular. Y visto lo visto, hay que darle las gracias a su entrenador. El menudo atacante fue el único que animó el tostón.
El ex del City fue el mejor. De largo. Arrambló cada minuto como si fuera el último de su carrera. A ganas, al menos, no quiere que le gane nadie. Partió desde la derecha, donde le gusta, y se mostró como el más activo del equipo. Por dentro, por fuera, con regates o sumando ocasiones con las que trató de sacar del letargo a un Madrid que estuvo firme, pero sin ningún tipo de alarde.
Benzema tardó poco más de un minuto en tener el 0-1. Gran pase de Isco en profundidad y definición errática del galo, extraño si miramos al pasado más reciente. También sorprendió el comienzo de encuentro de Isco, mucho más metido. De flecha hacia arriba, dirán los más jóvenes del lugar. Eso sí, su efervescencia se esfumó rápido. Que aprenda de Brahim.
Con el Getafe dando por bueno el empate desde el pitido inicial, el Madrid se vio obligado a llevar la batuta. Y le costó, el equipo hace tiempo que pide vacaciones. Casemiro casi hizo el 0-1 sin querer y Benzema, bordeando el descanso, dejó escapar una ocasión que venía embocando últimamente. Bien Bale por la izquierda, pase atrás y remate flojo de zurda del francés. El galés, por cierto, de lo más potable de los que vestían de blanco.
La segunda mitad comenzó con un cabezazo alto de Cabrera y un destello más de Brahim, que con tres toques en el área -uno de ellos con la cabeza- se fabricó una nueva ocasión que quedó en nada. Pero para opción clara de gol, la de Isco en el 57'. Lo vio tan fácil tras un pase de la muerte de Carvajal que primó la potencia en vez de la colocación. Le dio vida a Bruno, que escamoteó el tanto lanzándose al verde con David Soria ya batido.
El Madrid dio un paso atrás y el Getafe decidió salir de la cueva. Bordalás plantó cuatro delanteros y la zaga blanca se tuvo que multiplicar. Brahim, poco antes de dejar el terreno de juego, regaló la jugada del partido con una especie de ruleta de espaldas, taconazo y caño incluidos. Tan espectacular como las dos paradas de Keylor Navas, a Molina y Mata, en solo dos segundos.
Al final, un punto que contenta al Getafe, que mantiene la cuarta plaza que da acceso a Champions, aunque el Sevilla volvió a igualarle en la clasificación con su triunfo frente al Rayo. En el Madrid del hastío, de los partidos sin chicha, hubo un pequeño malagueño que agitó la coctelera y pidió pista para el futuro.