Fue un gol con una carga importante de buena suerte, pero la suerte no aparece por sí sola, hay que buscarla. Budimir lo hizo, y la encontró.
Corría el minuto 35 del Barcelona-Mallorca cuando el delantero bermellón, cuyo equipo perdía ya por 2-0, logró pisar el área rival.
Se estaba escorando, pero consiguió disparar. Estaba encimado por Lenglet, y el central francés se tiró a la desesperada para tapar el chut de su rival, y lo hizo. A medias.
El tiro de Budimir pegó en el pie del francés, y salió rebotado formando una parábola ante la que nada pudo hacer un Ter Stegen que solo pudo mirar cómo el balón se colaba en su portería.
Susto para el Barcelona. Susto que remediaron inmediatamente después entre Messi y Suárez. La esperanza le duró de nuevo muy poco al Mallorca.