Caparrós se fue del Sevilla porque le va la vida en entrenar, no en ocupar despachos. Revela a 'Marca' sus motivaciones y también cómo se vive desde Armenia la crisis del coronavirus.
"Aquí no hay tantos casos hasta ahora. No hay muchos infectados, unos 6 ó 7. Lo están controlando. Se trata de un país más pequeñito donde se están haciendo los controles necesarios. Nos hicieron controles a la entrada y un seguimiento. Los comercios y bares siguen abiertos. Se ve movimiento en las calles. Lo que oigo en España sobre la situación... Es que no te puedes imaginar. Hay que tomárselo muy en serio. Aquí también se han parado las competiciones nacionales y con la Selección teníamos dos amistosos y se van a suspender. El fútbol tiene que dar ejemplo", afirma.
Caparrós explica por qué dejó el Sevilla. "El Sevilla es mi casa, pero el banquillo es mi vida. Quería actividad. Unido a todo lo que paso con mi estado de salud, que anunciamos hace unos meses. Tengo una enfermedad pero no estoy enfermo. Tengo que tener actividad, la necesito. Para que uno esté vivo el cerebro tiene que estar activo. Mi actividad iba apagándose. Me rebelaba contra eso. Y encima me llamó mi amigo Ginés Meléndez, que lo conozco desde el año 86. Fue profesor mío. Me llamó. Hablé con la familia, que apoyaron mi decisión de coger este nuevo reto, que indudablemente es difícil por todo, más ahora, que no puedo estar con los míos", señaló el entrenador, que en abril de 2019 anunció que padecía leucemia.