Hace una década el equipo de San Petersburgo pegó un puñetazo sobre la mesa. Se proclamó campeón de la entonces aún UEFA ante el gran rival del Celtic: el Rangers.
Hace ya diez años de aquello y ni los millones gastados por los rusos han logrado reverdecer laureles. Están frescas aún las imágenes de Arshavin cabalgando y destrozando al Bayern.
Nada para el Zenit ha vuelto a ser como aquello, como nunca le fue al Celtic como cuando llegó a reinar en los 60. Ganó la Copa de Europa y en 2003 volvió a jugar una final continental, también de la UEFA. Eliminó al Barcelona, pero el Oporto de Mourinho privó del título a los católicos.
Los recuerdos son sombras para dos equipos que, al menos en sus respectivos países, sí levantan títulos. El Zenit ha ganado cuatro de las últimas diez ligas. El Celtic es un tirano en las islas.
Brendan Rodgers no ha hecho otra cosa que ganar en Escocia con el Celtic y llegó a estar 69 partidos imbatido. Suma a sus filas al explosivo Musonda para extender su dominio.
En el Zenit, inversión millonaria por los argentinos Paredes y Driussi. Éxitos de antaño persiguen a dos equipos que abren fuego en Glasgow.