Con el equipo aún recuperándose de la tragedia, los colegiados se presentaron en el Arena Condá para dar inicio al partido que debía enfrentar a Chapecoense con Atlético Mineiro.
Sin jugadores sobre el terreno de juego, el árbitro decretó el final de encuentro y se marchó a vestuarios. Una decisión sopesada tanto por Chapecoense como Atlético Mineiro, que no se veían capaces de afrontar con ganas y efectivos suficientes el emotivo partido.
Según el articulo 203 del Código Brasileño de Justicia Deportiva, el equipo que no sale al terreno de juego pierde el partido, se le restan dos puntos de la tabla clasificatoria y recibe una multa de 100.000 reales.
Una situación que debería quedarse únicamente en una anécdota, pero que habla a la perfección de la falta de tacto de algunos organismos del fútbol mundial.