Durante el entrenamiento de porteros de la selección de Inglaterra, para preparar el partido ante Estonia, sucedió algo que sorprendió a todos los presentes.
El instructor de guardamentas, Dave Watson, disparó desde la frontal del área, con tan mala fortuna que el balón golpeó uno de los palos colocados para hacer de barrera y se quedó clavado en el pincho que fija el palo al suelo.
El arquero inglés no daba crédito a lo que acababa de suceder.