Fue una noche larga de alegría colectiva que tuvo su epicentro, como es habitual, en la céntrica plaza de Cibeles, lugar habitual de celebración de las conquistas del club blanco. Hasta allí se desplazaron miles de seguidores desde poco después del pitido final para disfrutar de un gran ambiente y unir sus voces en honor al conjunto madridista, que ha conquistado el título por tercera vez consecutiva.
Rodeaba la fuente, cuya estatua da nombre a la plaza, un fuerte dispositivo policial y controles de acceso para evitar incidentes, quienes accedieron al lugar fueron agrupándose en torno a la misma y ocupando también las arterias adyacentes.
Como no podía ser de otra forma, el blanco se convirtió en el color predominante gracias a las bufandas, las camisetas y las banderas que portaban la mayoría de los asistentes. Muchos de ellos aprovecharon, además, para hacerse fotos, selfies e incluso pasear réplicas de cartón del trofeo.
Fue así como se dibujó un mosaico urbano al que pusieron sonido las gargantas de los más entregados. Entre los cánticos hubo para todos, incluidos también recuerdos hacia los máximos rivales, el Barcelona y el Atlético de Madrid.
Así, el tradicional "campeones, campeones" se alternó con el himno del club y con algunas canciones que habitualmente se escuchan en la grada del Santiago Bernabéu cuando el equipo ejerce como anfitrión.
En cuanto a los nombres propios, hubo dos que acapararon casi toda la atención. Uno de ellos fue el del técnico francés Zinedine Zidane, quien volvió a sumar otro entorchado a su palmarés en los banquillos.
El otro, el del delantero portugués Cristiano Ronaldo, protagonista desde Ucrania al dejar entrever una posible salida de la entidad. En el arranque de la velada, algunos mostraron su voluntad de seguir viéndole de blanco entonando "Cristiano quédate".
Todo ello fue el apogeo de un día de gran intensidad desde primera hora de la mañana, con los madridistas combatiendo los nervios como podían y posteriormente siguiendo el choque, cada uno a su manera. Las casas y los bares eran las opciones predominantes, si bien algunos pudieron disfrutar del duelo en el mismo estadio a través de ocho pantallas gigantes situadas sobre el verde.