Juego directo, balón largo, pocos toques, presión, intensidad, dentelladas en cada disputa... El Leicester recuperó las señales de identidad que le llevaron a ser la admiración de toda Europa hace pocos meses. Lo hizo ante un Liverpool discreto que mejoró tras el descanso, pero que volvió a evidenciar sus muchas carencias y falta de recursos para ser un verdadero aspirante al título.
La primera mitad del cuadro ahora dirigido por Shakespeare y Stowell fue una compilación de 45 minutos del Leicester que consiguió ser campeón de Inglaterra con Ranieri. El primer gol no pudo ser más 'made in Leicester': pérdida de Wijnaldum, pase largo de Albrighton, carrera de Vardy y gol.
La actuación del Leicester, especialmente durante la primera hora, además de confirmar que se trata de un equipo con más fútbol que puntos, viene a ratificar la sospecha que sobrevuela sobre los futbolistas 'foxes'. Desde luego, hacía tiempo que no mordían con tal fuerza. Éste Leicester sí saltó al campo con sangre en los ojos. Estos sí fueron zorros.
Con el recuerdo de Ranieri en el ambiente y las gradas, el Leicester sacó del armario su traje de equipo vigente campeón y puso contra la pared a un Liverpool que no supo descifrar al rival ni tampoco mantener su castillo de naipes en pie. Es difícil mantener un muro con Matip y Leiva como cimientos...
Vardy fue una tortura para la zaga 'red' desde el primer minuto. El Leicester tuvo en el delantero inglés a un perfecto receptor de todos sus balones largos. Con Vardy hiperactivo, el conjunto local logró embotellar al Liverpool. Si no marcó antes el Leicester fue porque ni Huth ni Okazaki atinaron ante un Mignolet felino.
Vardy generó auténtico terror en la zaga 'red'
La igualdad duró 28 minutos. Vardy embocó a gol un sensacional envío de Albrighton y puso al King Power en pie. 11 minutos después, con el Liverpool achicando agua, llegó el segundo tanto de Drinkwater en forma de misil tierra-aire.
El delantero inglés engordó las distancias en la segunda parte culminando con un cabezazo una gran jugada de Mahrez y Fuchs por la izquierda. La primera hora del Leicester sí la habría firmado el Leicester de Ranieri.
Coutinho apareció en la fiesta local y acortó distancias con un disparo colocado tras una buena jugada en el balcón del área. Los de Klopp metieron miedo con disparos de Origi, Leiva y Coutinho, pero siempre con más empuje que brillo. Derrota dura de un Liverpool que tuvo que rendirse ante el verdadero Leicester. El Leicester que haría sentir orgulloso a Ranieri.