Para ganar o perder un partido de fútbol, se debe marcar o recibir al menos un gol, por lo que es fácil suponer que el evento que más influye en los jugadores es precisamente el gol.
Cómo influirá psicológicamente ese gol marcado o encajado en el futbolista dependerá de variables como la personalidad de dicho jugador, el minuto en el que se produzca el gol, la manera en la que se produce, etc.
Los mismos futbolistas reconocen, en privado, que los goles afectan positiva o negativamente en el rendimiento en el juego. Se suele decir que un gol conseguido en los últimos minutos de la primera parte es un gol 'psicológico' porque afectará positivamente al equipo que lo marca y, negativamente al que lo encaja por el poco margen de reacción ante la proximidad del descanso y por como encararán la segunda parte cada equipo.
Pero también los goles en la prórroga o al inicio de la segunda mitad tienen consecuencias psicológicas en los futbolistas.
Estos efectos psicológicos y sus consecuencias posteriores en el resultado final irán en función de la manera en que el futbolista sea capaz de afrontarlo, es decir la fuerza mental del jugador, pero además dependerá del estado físico del mismo y del equipo en general.
El equipo que marca el gol verá aumentada su motivación y confianza para conseguir la victoria final. Sus jugadores tendrán la estima más alta e incluso la relación entre jugadores se verá favorecida, mejorando el juego colectivo.
Por el contrario, el equipo que encaja el gol se verá afectado de manera negativa. Los jugadores pueden sufrir decepción y frustración e incluso crear problemas entre compañeros.
Además, habrá que tener en cuenta las consecuencias a largo plazo, ya que un equipo puede entrar en dinámica negativa a causa de circunstancias negativas. Es por esto que los equipos trabajan psicológicamente con los futbolistas de sus plantillas.