El Oporto empató, y gracias, en casa del Moreirense. Los 'dragones' acabaron el encuentro furiosos, pero ninguno como su entrenador, un Sérgio Conceiçao que puede pagar muy caro su enésimo arrebato de ira.
Dice la prensa lusa que Conceiçao llegó a insultar al árbitro del partido, Hugo Miguel. Según 'Récord', le tachó de ladrón. Le dijo que ya le había privado de una Liga antes, y que en este partido le había escamoteado dos penaltis.
Las autoridades competentes están estudiando lo sucedido, y en caso de probarse los insultos y faltas de respeto del técnico del Oporto, a Sérgio Conceiçao podría caerle una sanción ejemplar.
Sus antecedentes hablan por él. La Federación Portuguesa le castigó con casi 2.000 euros de multa por sus palabras contra Nuno Almeida, hace un mes casi llegó a las manos con el técnico del Portimonense y en la eliminatoria contra el Chelesa tuvo un rifirrafe con Tuchel. Sin duda, un entrenador de sangre caliente.