La llegada de Quique Setién al Fútbol Club Barcelona puede y debe suponer un soplo de aire fresco para una de las grandes perlas de La Masia.
El técnico cántabro no tiene miedo de apostar por la cantera y de ello pudo dar buena fe un Riqui Puig que revolucionó el duelo ante el Granada.
De sus botas nació el gol de Messi que daría el triunfo al cuadro catalán. Al margen de eso, el menudo centrocampista, ovacionado nada más salir, dejó grandes muestras de su talento.
Su frialdad, pases y visión pudieron sorprender a muchos, pero no a aquellos que conocen bien al futbolista.
"Lo que hacía de pequeño lo repite ahora en el Camp Nou. No tiene miedo a nada. Ya se le veía desde pequeño, era especial, atrevido, un talento diferente", confesó en 'Marca' Sergio Espejo, su entrenador en el Jabac, club en el que destacó antes de llegar al Barça.
Tal vez su mayor hándicap sea su físico. Desde fuera, Riqui da la impresión de ser un jugador frágil. Su baja estatura y peso parecen jugar en su contra, pero el propio Espejo no lo ve así.
"No es frágil, va al choque. Tiene un centro de gravedad muy bajo y es tremendamente complicado quitarle la pelota", explicó el que fuera su técnico.
Los 19 minutos ante el Granada, los primeros del curso, deben ser el punto de inflexión para un jugador que, tras debutar la temporada pasada (disputó tres duelos, dos como titular), debe ir quemando ahora etapas en el primer equipo y responder a la confianza de un técnico como Setién.
Con el cántabro, las puertas sí están abiertas. Ya ni se piensa en el club en una cesión. Solo falta que Riqui aproveche las oportunidades y de un golpe sobre la mesa como hicieron Xavi, Iniesta, Busquets, Pedro, Messi...