El Chelsea de Conte arranca con victoria. Y lo hace gracias a su buen juego, nada que ver con el de la temporada pasada, y a un golazo de Diego Costa, el gran empecinamiento del técnico italiano durante el verano.
De ningún modo quiso Conte desprenderse del delantero, que ha vuelto a ser el jugador determinante que llegó al Chelsea hace un par de años.
Individualismos aparte, como colectivo también fue mucho mejor el Chelsea. Decepcionó el West Ham de Bilic, que arrancó bien, pero se fue diluyendo sin soluciones en ataque. La ausencia de Payet quedó retratada con su entrada en la segunda parte.
Hasta entonces, dominio total de los locales, que encontraron el gol tras pasar por vestuarios. Penalti tonto de Michael Antonio y fusilamiento de Hazard, que ha vuelto a disfrutar del fútbol en Londres.
El Chelsea se mostró alegre, vivo y juguetón. Disfrutaba y amenazaba con la goleada, pero entre las paradas salvadoras de Adrián y la amenaza a balón parado de Payet se complicó el partido.
Un córner suyo, el único del West Ham en todo el partido, permitió a Collins batir a Courtois. La efectividad del West Ham ponía el debut del Chelsea contra las cuerdas. Pero los de Conte volvieron a ponerse manos a la obra. Entró Batshuayi y de una peinada suya partió el definitivo 2-1.
Controló Costa en la frontal del área, se giró, saboreó las dudas del central y soltó un latigazo ajustado, imposible para el portero.
El Chelsea recuperó la sonrisa al mismo tiempo que sus jugadores volvieron a disfrutar sobre el terreno de juego. Queda mucho, pero en Stamford Bridge se respira ilusión tras el huracán Mourinho.