Arrancó el Chelsea con brío, queriendo asumir el protagonismo de una semifinal que tuvo su color de inicio a fin, interrumpiendo el monólogo 'blue' sólo por un desajuste táctico y un exceso de confianza tras adelantarse en el marcador.
A lomos de Hazard y Willian, Conte orquestó su plan para doblegar a Hughes sobre un escenario donde belga y brasileño trazaban diagonales con insultante facilidad, desnudando a la defensa rival por todos los costados.
Un disparo a la madera dio paso a un asesdio sostenido de un conjunto londinense que acumulaba ocasiones desperdiciadas para desesperación de la parroquia 'blue', que sólo sufrió un susto en el primer tiempo que solucionó Rüdiger.
Sin tiempo para acomodarse en sus asientos, la afición del Chelsea celebró la obra de arte de Giroud. El delantero francés recibió en el área pequeña para driblar hasta a cuatro defensas rivales en una baldosa para tumbar al guardameta y besar las mallas.
Al gol a favor le sucedió un arrebato de pundonor del Southampton, consciente de la racanería de su planteamiento inicial de cara a un segundo tiempo que comenzaba cuesta arriba y pedía a gritos un cambio de guión radical.
Sin embargo, las embestidas de los de Hughes no contaron con la precisión necesaria para atemorizar a Caballero y el Chelsea fue recobrando el pulso tras su breve periodo de desconcentración para atar la victoria.
Apenas un minuto y medio llevaba Morata sobre el campo cuando firmó el 2-0 en el marcador que, a la postre, resultó definitivo. Acto seguido, el delantero español vio cómo la defensa del Southampton evitaba un gol suyo sobre la línea.
La entrada fulgurante del ex del Real Madrid fue la puntilla para un Southampton que no presentó alternativas a un Chelsea que ya otea al Manchester United como rival en la final de la FA Cup que también se celebrará en Wembley
Antonio Conte y José Mourinho pondrán el morbo en un encuentro con el que ambos técnicos esperan maquillar una temporada en la que han destacado más en sala de prensa que sobre el césped.